Reflexiones de un cuentacuentos alemán

 

por Martin Ellrodt

 

Ante todo: un saludo cordial, o dos, desde mi hermosa ciudad natal, Nuremberg, en Alemania. Estamos a mediados de septiembre, y las hojas ya comienzan prometer un otoño colorido y sereno.

Me siento honrado al ser incorporado en el grupo de coordinadores de este sitio web. Junto con Geeta, que vive en la India, somos los únicos que no tienen el castellano como lengua materna. Espero compensar un poco esta carencia con haberlo aprendido como tercer idioma.

Así que me siento afortunado de poder moverme en los dos mundos, alemán y castellano, tanto en la vida cotidiana como en mi profesión de cuentacuentos. Ya desde el primer encuentro con narradores de países de habla española siempre he experimentado las dos caras de nuestra pasión y profesión: el hecho mágico de que podamos mover tanto, de que podamos tocar tantas cosas con solo palabras, y el aspecto deplorable de que dependamos tanto del idioma: porque a la gran mayoría de mis colegas aquí en Alemania "tanto como en los otros países de habla que no sea español" siempre queda cerrado el acceso a este universo de cuentos, de estilos, de ritmos tan diferentes de los nuestros, que forman los cuentacuentos de la peninsula, de las islas y de América Latina.

Un universo radicalmente distinto de los narradores de habla inglés, que es el único que la mayoría de mis colegas conoce. Lo mismo, desde luego, vale para todos los otros idiomas hablados en este planeta, más de seis mil. ¡Vaya tierra incógnita que perdemos para siempre!

A veces sueño con un sistema escolar en el cual cada estudiante aprenda a entender idiomas en vez de hablarlos, es decir, solo pasivamente: sería posible aprender tres, cuatro idiomas o más, y mucha gente más podría comunicarse hablando su lengua materna respectivamente....

¡Hasta que lleguemos allí! Menos mal que hay internet, que hay sitios como éste con el objeto de fomentar la comunicación internacional, el intercambio de opiniones e informaciones.

Quiero informarles, a ustedes, un poco de la situación actual en la que se encuentra el mundo de los cuentos y cuentacuentos en Alemania, y lo que aquí pongo es sumamente subjetivo y no pretende representar la opinión general de mis colegas (seguro que habría varios que me objetarían a mí si me entendieran ;-)

Hace quince años que el movimiento comenzó a ponerse en marcha. A quien le interese saber más de la situación anterior, que es un poco complicada y quizás aburrida para gente que no piense en el modo alemán, que por favor lea este artículo: www.erzaehlen.de/castellano.htm

Desde aquel entonces, el número de cuentacuentos profesionales (y esto solo quiere decir que se ganan la vida con esta actividad) ha aumentado de más o menos veinte a ¡más de 120!

A pesar de ello, la dinámica del desarollo y, con ello, de la presencia de nuestra arte en la consciencia pública, es algo muy específico en la historia de las artes: me parece que hay pocas disciplinas 1.) De las que el ancho público sepa tan poco ("Usted nos va a leer los cuentos, ¿no?"), 2.) Que ponen trabas tan grandes en atraerlo ("¿Contar? Será para niños..."), 3.) Que le dejan encantado despues de haber vencido las trabas ("¡Hubiera podido escuchar durante horas y horas!") y que 4.) Al fin y al cabo, hacen desaparecer al público tan encantado en el nirvana, porque desde hace veinte años siempre de nuevo hay que enfrentarse con los fenómenos 1, 2 y 3 subsecuentemente. Es la situación, por lo menos, aquí en Alemania. ¡Ojalá que sea mejor en otras partes del mundo!

De los cuentacuentos no profesionales en este país sabemos poco, pero parece que no hay tantos. La mayoría de la gente que entra en contacto con el arte de contar y lo quiere practicar sin más se inscribe a uno de los tantos talleres de "formación de cuentacuentos", que en su mayoría se remontan a un grupo bastante excéntrico, con raices antroposóficas, y después de seis o siete talleres en fines de semana se presentan al público como "cuentacuentos profesionales", un hecho que cuestiona la calidad y la imagen de nuestra profesión.

En comparación con otros países occidentales, el número de festivales a nivel nacional es bajo: de momento hay cinco que han visto mas de dos ediciones y presentan artistas reconocidos nacional e internacionalmente: Aachen, Bremen, Nuremberg, Remscheid y Stuttgart. Aparte de eso, hay una cantidad de festivales de caractér regional, muchos de los cuales no aguantan.

De momento no existe una asociación de cuentacuentos profesionales a nivel nacional. Como el alemán típico es socio de 5.6 asociaciones por término medio, la mayoría de mis colegas hasta ahora han rehuido la idea de formar otra con todo su aparato administrativamente necesario. Con el aumento del número de cuentacuentos y la competencia sucesiva, sin embargo, puede que suceda algo en el futuropróximo .

Dicho eso, podemos constatar de que en cuanto al desarollo de nuestro arte vemos un proceso bastante vivo e interesante. Aunque la mayoría de los cuentacuentos insiste en recitar "Märchen" (un término alemán que es dificil de traducir por que incluye una cierta mezcla de cuentos mágicos y cuentos chistosos, todos supuestamente tradicionales) y para ello aprenden textos de memoria; vienen impulsos importantes y renovadores, hasta revolucionarios, por parte de los artistas más comprometidos y experimentados.

Con sus actividades han ampliado el concepto de contar cuentos hacia materias de la literatura mundial, de cuentos biográficos y otros de producción propia, hasta cuentos completamente improvisados en el momento de su presentación.

Hemos visto proyectos donde el arte de contar ha fructificado con otras discplinas artísticas como el baile, el teatro de objetos y la música; se han aplicado técnicas teatrales y cinematográficas a la manera de contar.

En cuanto al espacio, el arte de contar ha dejado atrás las limitaciones del espacio escénico y ha conquistado terreno en contextos pedagógicos, didácticos y terapéuticos: ya se han realizado varios proyectos donde la narración, tanto por parte de cuentacuentos profesionales como por parte de sus clientes, han ayudado a inmigrantes a aprender la lengua alemana, han contribuido a reconciliar veteranos franceses y alemanes, enemigos en la segunda guerra mundial, y han impulsado a profesores universitarios a enriquecer sus clases. Tres ejemplos de los muchos que hay...

Así que, todo fluye, como siempre ;-): y quizá el hecho de que vivamos un resurgimiento tan fuerte de cuentacuentos con temas y tópicos cursis es justamente la otra cara de la moneda, o tal vez la condición sin la cual no sería posible la maduración o, mejor dicho, la evolución de nuestro arte. El futuro nos lo contará...

Enviado por su autor, Martin Ellrodt, especialmente para la Red Internacional de Cuentacuentos.

Prohibida su reproducción, total o parcial, sin permiso de su autor Martin Ellrodt.

Red Internacional de Cuentacuentos :: International Storytelling Network