Estreno de "Un fogonazo para Virgilio" en el Gran Teatro de la Habana, sobre textos de Virgilio Piñera

Dirigido por el Foro de Narración Oral de la coordinadora cubana Mayra Navarro

Artículo de Jesús Lozada en la Revista Digital La Jiribilla

Uno, dos, tres fogonazos"

"hasta tres, pero bien podrían ser todos los fuegos cuando de Virgilio Piñera se trata. Irreverente, cáustico, sufriendo los terrores y disfrutando los goces de la vida, el poeta, que se acerca a su centenario (nació en 1912), aún conserva las virtudes y la suficiente dosis de actualidad como para ser revisitado. Esa vigencia no la explican únicamente los años de obligado ostracismo o de mutilación a la que fue sometido o la posible lastima y curiosidad morbosa, siempre tan parecida a la que provocan esos frascos de museo o los objetos raros y valiosos, o las mujeres barbudas, los siameses, los enanos o los fenómenos paranormales; si así fuera, solamente estaríamos recordando a un "muerto ilustre" y no a un escritor que todavía puede, y de hecho lo hace, provocar escozores y molestias en segmentos de la sociedad que al enfrentarse a sus textos se sienten descubiertos y retratados o capaz de desatar una explosiva carcajada.

Este mundo nuestro, aunque algunos lo duden, es mejor de lo que fue hace mil años y peor de lo que será mañana, esa es mi esperanza, luego entonces, descubrir nuestros absurdos y desmesuras se convierte en un ejercicio de salud. Aunque tampoco la permanencia virgiliana la logre explicar esa suerte de manual para reconocer lo deforme que es su obra. Podría explicarla además la sorprendente coherencia de su estilo, la maestría de su prosa y, esencialmente, la belleza de su escritura capaz de convocar a un mismo tiempo placer y pensamiento, en conjunción con la utilidad y actualidad de sus discursos. De cualquier modo Virgilio Piñera está vivo y coleando. Su teatro se repone o se estrena, sus poemas se editan y sus cuentos se leen.

Un Virgilio a viva voz nos ha acompañado en estos años. No lo duden. Desde que Luís Carbonell estrenara El Baile en 1956, cuando se abre la tradición de los cuentos literarios narrados en espacios teatrales, y lo volviera incluir en el recital de 1959 o con mi espectáculo Un fogonazo en 1994, donde todos los textos eran de él, las narraciones piñerianas se han escuchado de manera casi permanente en Cuba durante más de cincuenta años; sin embargo, no es hasta enero de este año, y como parte de Las Furias de Virgilio , una exposición en la Galería Raúl Oliva con los diseños para las puestas del dramaturgo, que se hace el primer espectáculo colectivo con sus cuentos. En esa ocasión trabajamos Mayra Navarro (autora del guión y directora de la puesta), Ricardo Martínez y quien escribe. Para marzo el recital había crecido y durante el Festival Primavera de Cuentos 2009 , en la Sala Lecuona del Gran Teatro de La Habana , se incorporan Beatriz Quintana y el actor Benny Seijo, para finalmente organizar una nueva temporada durante el 13 Festival Internacional de Teatro de La Habana en la misma sala y durante los días 30, 31 de octubre y 1ro. de noviembre. A los anteriores narradores se sumaron Lavinia Ascue y Octavio Pino.

Los colectivos de cuentacuentos que trabajan en el Foro de Narración oral del Gran Teatro de La Habana sumaron sus esfuerzos para romper la incomprensible maldición que se cierne sobre los espectáculos de Narración oral que yo he bautizado con el nombre de Síndrome de la Primera y Única vez . Mucho ensayo, mucho esfuerzo y una sola puesta en escena, por un solo día, y después" después los espectáculos son un nombre en el currículo, pues ni críticas o reseñas aparecen las más de las veces. Gústenos o no aún se piensa a la Narración de cuentos y la Oralidad como, en el mejor de los casos, manifestaciones de la cultura popular tradicional, obra de portadores comunitarios o el intento de unos pocos tozudos de reivindicar la condición de Arte de su oficio y la certeza de que él se ha desarrollado y actualizado de modo tal que hoy pueda ser reconocido como un arte dentro del cual se han gestado cambios tales que le permiten comunicarse con el hombre contemporáneo desde sus propios recursos y sensibilidades, sin renunciar a la tradición acumulada. Esos nuevos códigos, frente a los nuevos emisores y los nuevos receptores, se expresan desde la potenciación de los vectores de narratividad y pragmáticos o de representación que atraviesan al arte milenario del cuentero. Por un lado el narrador contemporáneo asume preferentemente las estructuras del cuento escrito, antes básicamente lo hacía sólo partiendo del cuento oral, y por otro privilegia el carácter espectacular de su emisión. Los narradores orales de hoy pasaron del contar como conservación de la tradición y/o como soporte de la estructura comunitaria, sin dejar de entretener, al contar como espectáculo; tanto es así, que muchos llegan a confundir Teatro y Narración oral. Lo mismo hubiera pasado, pero a la inversa, si el Teatro hubiese potenciado ese vector de narratividad , que según José Sanchis Sinisterra, le atraviesa. Por suerte, la antigua tradición teatral se ha visto liberada de tales discusiones y ha centrado todo su esfuerzo en el desarrollo de códigos y recursos cada vez más identificados con los hábitos de recepción y en las necesidades del hombre contemporáneo, mientras que los narradores y los teóricos de su arte aún tienen (tenemos) que emplear esfuerzo y ciencia para evitar que la llamada "teatralidad" del arte de contar cuentos no se trague su especifico rostro, que es la Oralidad.

Para esta puesta de Un fogonazo para Virgilio se transformó el espacio de la Sala Lecuona , tan incómodo en lo escénico y con tan pocos recursos técnicos, utilizando elementos escenográficos y de vestuario provenientes de las puestas de Raúl Martín de obras de nuestro autor. Desde cinco puntos distintos, cada uno ambientado de modo diferente, se narró Natación , La Montaña , En el insomnio , El cambio , El infierno , Cosas de cojos , El interrogatorio , La carne y Tadeo . El público debía hacer un viaje circular alrededor de sus asientos si quería disfrutar más allá de la palabra o si quería encontrar el sentido más pleno de lo que cada narrador y el conjunto sugerían o proponían.

En narración, como en las demás artes presenciales, la voz y la palabra no bastan, aún cuando sea cenital su papel, aún cuando ambas se comporten como palancas que mueven el desarrollo de la historia o como portadoras de los elementos que contienen y desencadenan los sucesos. En narración oral la historia se mueve, avanza, sobre el carro de los sucesos, no así en el teatro que lo hace sobre el de los conflictos. Velas, aserrín, incienso, dotaban de estímulos olfatorios a una puesta, ya hermosa y funcional en lo visual, que se completaba con la audición de poemas de Virgilio Piñera, dichos por él mismo, que estaban en sintonía con los relatos.

Más que ponderar una "cierta teatralidad" de esta puesta de Mayra Navarro habría que reafirmar su carácter funcional y hermoso a un mismo tiempo. Cuando Luis Carbonell, en entrevista que me concedió en el 2001 pero que publiqué recientemente, habla de "darle ámbito a la palabra" se está refiriendo a la posibilidad que tiene ella de manifestarse y completarse a través de todos los recursos que le dan sentido o que ayudan a la manifestación y comprensión de él; y ese presupuesto muy bien puede ayudarnos a encontrarle sustancia y razón al fogonazo . Los elementos escenográficos, auditivos u olfatorios no están como adornos o para disimular las carencias del espacio, están ahí porque con ellos el discurso logra su plenitud, que se expresa, en primer lugar, en la comunicación con un público cuya sensibilidad e historia cultural difieren de otros no contaminados o influenciados por una cultura audiovisual o libresca, y por qué no, de una cultura de lo teatral que permea y condiciona a otras artes. El performance de los artistas conceptuales, el graffiti, las instalaciones, el video arte, el rap, el reguetón, el circo, la danza, el cine y hasta los noticiarios de televisión, hoy necesitan para comunicar una cierta espectacularidad y dramaturgia que vienen del Teatro, pero a nadie se le ocurre decir que esos otros géneros o manifestaciones artísticas o medios le pertenecen o han dejado de ser lo que son.

Sólo la ignorancia o la incultura pueden explicar la insistencia de algunos en reconocer nada más que teatralidad y actuación cuando se enfrentan a los géneros o manifestaciones de la Oralidad. Esperemos que el trabajo de los narradores de historias, su permanencia y crecimiento, terminen por despejar las dudas y salvar los escollos y los vacíos que insisten en aparecer como la mala hierba, con fuerza y casi siempre sin invitación.

Un público discreto pero entrenado nos acompañó. Lástima que estábamos en una sede fuera del circuito del Festival Internacional de Teatro, que dificulta la movilidad de un público que seguramente prefiere aprovechar su noche viendo la mayor cantidad de espectáculos posibles. El Foro y el Consejo de las Artes Escénicas tendrían que valorar otras alternativas para próximos eventos.

Casi olvidaba decir, como es de rigor, que soy, como otras tantas veces, juez y parte. No habiendo crítica de narración oral alguien debe ocuparse pues como diría el desconocido e inefable chino: papelito habla lengua. El testimonio no me impedirá la decencia, así que cuando hablo de virtudes me refiero a los otros, y cuando hablo de defectos serán míos, aunque dicho sea de paso, lo mejor de Un fogonazo" no se centra en haber hecho varias temporadas o haber dotado al espacio de nuevas posibilidades expresivas, como he señalado hasta aquí, sino en la fidelidad a los modelos de la palabra narradora. Nada es posible, al menos en Narración oral, sin el arte, mondo y lirondo, del que cuenta. No basta el ruido, hacen falta las nueces.

La almendra, el núcleo central del espectáculo está en la fuerza, la verdad y la perfección de sus protagonistas. Todos ellos, exclúyanme, encontraron en las historias de Virgilio Piñera una excelente plataforma para mover sus recursos comunicacionales y de representación con verdadera maestría. La narración oral, el narrador, solos ante la historia, son capaces de hacer que el público acepte la convención y entre gozoso a un nuevo espacio, a un nuevo tiempo, a una nueva realidad: la del cuento. Sólo desde la perfección y la verdad es posible que uno abandone todos sus anclajes y se deje impulsar, por unos instantes, más allá de todo límite, más allá de toda realidad segura y probada.

Ojala que vengan otros fogonazos, Virgilio Piñera los merece, aunque también sonreirá si los fuegos vienen de la mano de otros autores, amigos y enemigos, pues él sabía tanto del arte de vivir que no nos autorizara jamás a olvidar a estos últimos, aunque sólo fuera para hacer sonar delante de ellos una sonora y cubana trompetilla. Falta que hace la burla y la ironía, pues todo no puede ser solemnidad"

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